24 julio 2011

India. Five months later...

Varanasi y el Ganga (Ganges)
El tiempo... Hay tantos tópicos, dichos y refranes relacionados con el... "El tiempo vuela..."; "El tiempo todo lo cura..."; "Hay que darle tiempo al tiempo..."; "El tiempo es relativo..."; "Eran otros tiempos...". Y tantos otros!

También es incontable el número de veces que podemos llegar a utilizar tanto la palabra como el concepto de tiempo a lo largo del día: "Es tiempo de irse o de venir; es hora (tiempo al fin y al cabo) de comer o de dormir, de levantarse o de trabajar; no tengo tiempo para esto o lo otro, no me da tiempo de ir aquí o allí..."

Cuando se trata de tiempo, no puedo dejar de pensar en la relativización que este implica a medida que va aumentando su valor, es decir, y aunque parezca redundante, a medida que pasa el tiempo. Si fuera físico, inventaría alguna ecuación que relacionara estos dos conceptos, algo así como pragmatismo o relativización de la realidad = K x t, donde t es el (evidente) tiempo y K una constante, la cual dependería del medio en el cual se propagara el mismo (al estilo de las constantes en fluidos como ro o sigma). En este caso, el medio seria el cerebro del individuo. Así, a mayor t, mayor pragmatismo o capacidad de relativización (otra vez…) de la realidad. Aunque bueno, quizá las cosas no sean tan complicadas y todo pueda resumirse en "consecuencias de irse haciendo mayor..."

Afortunadamente para mí y aquellos que lean este blog, ya no me dedico a la física...

Y bueno a que viene ahora todo esto? Concretando un poco quería hacer esta "pequeña introducción" para referirme a un tiempo determinado: el transcurrido desde que termino mi experiencia en la India. 
Delhi. Red Fort
Apenas he hablado de la India en este blog, a pesar de pasar casi dos meses allí, un considerable porcentaje del (otra vez) tiempo total de este viaje. Poco más que algunos retazos de las archifamosas autorickshaws o tuk-tuks y un lapidario post de good-bye en el que, como si de Scarlett O'Hara se tratara, juraba y perjuraba jamás volver a poner un pie en esta difícil y desagradecida tierra...

Pues bien, el tiempo pasa, impecable e implacablemente y para mi sorpresa, no son pocas las veces que ahora me acuerdo de la India. Quizá uno de los efectos más perversos del tiempo sea la capacidad que tiene para borrar o difuminar lo malo y quedarse con lo bueno. Quizá es que nuestro sub?-in?-consciente (aquí pido ayuda de los psicólogos que siguen este blog, gracias) es demasiado caritativo, demasiado inocente como para ahorrarnos cuantos más traumas mejor y aligerar un poco el peso de nuestra memoria, ya que la vida es larga. El caso es que es ahora cuando recuerdo los buenos momentos vividos en la India, en Goa y Udaipur principalmente y relego a las catacumbas de mi disco duro cerebral todos los sufrimientos padecidos en Delhi, Jaipur, Puskhar o Agra, por mencionar los mas "flagrantes"...
Misterioso Taj Majal...
Cuando pienso en la India tengo sentimientos encontrados. Me pregunto: por que me afecto tanto? Por que no fui capaz de vivir mi experiencia al margen de aquello que me rodeaba y no me gustaba? Es cierto que no es fácil estar en un lugar donde la gente te acosa, donde las condiciones higiénicas son muy pobres, donde los olores te envuelven o los animales por la calle son el pan de cada día. Tampoco ayuda ver montañas de basura por cada esquina y ratas paseando tan campantes por todas partes... Pero, aun así me queda la duda de saber por qué no fui capaz de adaptarme, de que no me afectara tanto, de abstraerme y de relativizar el trato con la gente. Al fin y al cabo, si viajamos es para encontrar cosas nuevas, diferentes. Por que entonces no somos capaces simplemente de observar la realidad, tratar de adaptarnos a ella y no juzgarla, criticarla o compararla con la que ya conocemos? O peor aún, tratar de cambiarla? Tan malo o insoportable puede ser vivir por unos días en nuestras vidas con todo eso? Acaso no es así como hemos vivido en muchas épocas de la historia? No se supone que nuestro cerebro ha evolucionado por medio de pasar por esas situaciones anteriores? Deberíamos ser capaces de por medio de algún tipo de selector, algo así como un switch de posiciones, ir cambiando a nuestro cerebro y ponerlo en la posición adecuada. Que estamos en un lugar con condiciones duras? Pues le damos a la posición "capas primitivas" aquellas en las que nos adaptábamos a las condiciones más extremas. Que la cosa se relaja? Volvemos al estado "neocortex-moderno-donde-todo-es-maravilloso". Seria todo mucho más fácil y no someteríamos a nuestro pobre cerebro a situaciones angustiosas, a "montañas rusas" emocionales complicadas de gestionar. 
Jaipur. Oh mami take me home...!
Así que es ahora, tanto tiempo después, cuando recuerdo la India y pienso que por un lado fue una oportunidad perdida de haber sabido adaptarme a un mundo hostil y difícil. Encontrarse en situaciones difíciles, es algo que seguirá pasando en la vida, en la India o donde sea. Por otro lado, no todo es negativo. También me ha ayudado a comprender donde están mis límites, mis fronteras, los abismos a los cuales me da miedo mirar. Y no hay nada mejor que conocer las debilidades de uno para saber afrontarlas.

Así que la India también me trajo estas lecciones, no solo el Taj Majal...
Ghats (muelles) en el lago sagrado de Puskhar
Quizá en un futuro haya una segunda oportunidad. Aunque de momento, como siempre, será mejor que pongamos un poco de esa intangible variable de por medio: algún tiempo...

Romantico lago de Udaipur
Bombay. El mar, 4 meses despues...!
Goa. Las vacas al Sol
Goa. Tai Chi en la playa

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Antiguas civilizaciones de Asia

El   Sudeste Asiático   es uno de los pocos lugares del mundo en el que aun podemos deleitarnos con el conocimiento de   civilizaciones...