Al llegar a
la estación de Melaka con la intención de ir a Mersing para de ahí pillar un
ferry a la isla de Tioman, en la costa este malaya, vimos que quedaban más de 3
horas para que este saliera. Vaya, parece que después de tanto tiempo estábamos
un poco desentrenados de viajar y no nos habíamos acordado de que no siempre
hay disponible lo que uno quiere y que un poco de planificación previa tampoco está
de más. Pero bueno, esta vez ya no había remedio y dijimos, "Vaya, mal
tema". Esperar durante 3 horas en una estación vieja y calurosa con
asientos metálicos y con una alarma sonando cada dos por tres martilleándote el tímpano, no era el mejor de los planes en aquel momento así que… Si los
planes no te gustan, pues siempre puedes optar por cambiarlos, ¿no?
Habíamos
estado dudando de si ir o no a Singapur, la joya de la corona del Sudeste
Asiático, otro de los dragones de la zona, el ejemplo más claro y concluyente del “milagro
asiático”. Toda persona que nos habíamos ido encontrado, en este y otros viajes anteriores, siempre nos decía lo
mismo: "¿Singapur? Muy bonito pero prepara la cartera, es todo
carisisisisisisismooo"
Así que nuestra
mente mochilera low cost dudaba: “¿Vamos?, ¿no será demasiado?, no están los
tiempos como para visitar ciudades de lujo”, pero en el fondo no podíamos
evitarlo. La tentación era demasiado grande, la oportunidad era ahora. Estábamos a no más de unos 200 km, y a pesar de que aquí el concepto de
distancias es un poco diferente que en Europa (2.000 km aquí no son para tanto
y menos con Air Asia de por medio), nunca se sabe si vas a tener una nueva
oportunidad así en quizá mucho, demasiado tiempo. Nos
echamos la manta a la cabeza y decidimos tirar para adelante.
Singapur es
una ciudad de la cual siempre que se habla salen a relucir tópicos, prejuicios,
ideas preconcebidas. Es asiática y occidental a la vez, es cara y lujosa, limpia y pija, un
tanto excesiva, superlativa diría. Sí, todo eso es cierto, y mucho más. Es difícil describir a
Singapur en palabras. Hay que verla. Pero es tal cual se muestra. No oculta
nada. No esconde. No tiene dobleces. Lo que ves es lo que hay. Dice: “yo soy el
lujo, yo soy el éxito, soy ganadora, ambiciosa. Soy el capitalismo salvaje hecho
realidad. ¿Me quieres? Ven, triunfa y disfruta, ¿no me quieres? No vengas, no
me haces falta, otros lo harán, ya sabes lo que hay”
Las estaciones metro-aeropuerto
Centro comercial hiper-mega-repijo
Skyline
Esto es un Teatro
y el Hotel Fullerton, lujo, lujo y lujo (al cubo)
Y Singapur es
todo esto y mucho más. Son las multas que te pueden ponen por cosas tan
absurdas que cualquier occidental no entendería. Son sus
rascacielos de cristal, imponentes y altivos, sus hoteles excesivos, sus
teatros de diseño, sus museos o centros comerciales inabarcables.
Singapur es mucho más.
Son sus cientos de lugares donde comer en la calle, una comida excelente y
barata. Son sus barrios Chino e Indio, donde realmente te sientes como si
estuvieras en esos países de verdad. Es la mezcla, la convivencia de distintas
etnias, respetándose entre sí, cada una con su religión y sus costumbres y sin que “pase
nada” por ello. Es su metro, donde cada inmaculada estación parece un aeropuerto. Es su
gente amable, que se acerca a ayudarte cuando ve que dudas en cómo sacar un billete de
tren o intuyen que estás perdido consultando un mapa.
Singapur es mezcla de
razas y de naciones, es su zona pija donde gente bien, expatriados occidentales
viven sumidos en el lujo y la vida “fashion”. Es ese constante fluir, ir y
venir, movimiento, obras, reformas, una ciudad viva y fuerte, sin crisis, que
en tan sólo 50 años ha pasado de ser rechazada por los malayos a tener el producto
interior bruto más alto de todo Asia y unas reservas de dinero mayores que muchos paises punteros de Europa. ¿Fuerte no? Y esto, lo han hecho, lo han construido, lo han
levantado 4,5 millones de personas, trabajando, creyendo en sí mismos, con esfuerzo, remando todos a una. En una isla sin recursos naturales, sin
agua potable, con un clima tropical terrible, con calor y humedad del 80-90%, 365 días al
año, sin sombras, sin apenas días en que el termómetro baje de 25º...
Chinatown
con el distrito financiero al fondo
Atardecer en la city
Puesto de fruta en Little India
El mayor templo budista de la ciudad, tambien lujoso, ¡como no!
¿Alguien se
imagina, por tan sólo un momento, qué pasaría si dejáramos a esos 6 millones de
personas que todos conocemos y de cuya nacionalidad no quiero acordarme, en un
patatal como este y que en 50 años se convirtiera en lo que hoy es Singapur?
Flipante, Singapur... es como un oasis en cientos y cientos de km. a la redonda. Imagino que como Hong Kong, Tokio o Shanghai (no he estado!!)... pero nada que ver con KL, Bangkok, Delhi, Hanoi...
Flipante, Singapur... es como un oasis en cientos y cientos de km. a la redonda.
ResponderEliminarImagino que como Hong Kong, Tokio o Shanghai (no he estado!!)... pero nada que ver con KL, Bangkok, Delhi, Hanoi...
Ayyyyyyyyyyyy....
Si si, algo increible, lujo, limpieza, clase, ciudad cosmopolita, lo tiene todo la verdad
EliminarPero no para muchos dias si no quieres acabar "broke"
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