Llevo unos días pensando por dónde comenzar a
escribir, qué contar, qué decir, si centrarme en cada lugar visitado, con sus particularidades, o si bien hablar de las
experiencias como un todo, como una sucesión de anécdotas, de pequeñas historias... Al final, no sabría
decir el por qué, me he decidido a hablar de los lugares que hemos visitado de
forma individual, al menos de momento me resulta más fácil así, intentar de alguna forma, afrontar el miedo escénico a la página (post en este caso) en blanco que me está persiguiendo estas últimas semanas.
Y el primero de todos ha sido Kuala Lumpur. Entonces ha sido
cuando me ha surgido la pregunta: ¿qué voy a contar de Kuala Lumpur? A medida que
iba pensando en de qué hablar, qué describir, como enfocar el “reportaje” me
iba diciendo “¿que hay en Kuala Lumpur
que sea interesante, o al menos, que a mi me haya resultado de interés?” y la verdad es que me ponía a hacer un poco de
recopilación y me costaba. “No puede ser,
seguro que es que no estoy lo suficientemente inspirado, algo tiene que haber, una gran ciudad, capital de un estado emergente asiático, algo tendrá” iba pensando. Pero no daba con el qué. Bueno,
a fin de cuentas, me dije, KL es una ciudad sudasiática, con lo que esto implica, así que compartirá muchas de las características de esas grandes metrópolis, los conocidos como grandes "dragones" económicos de la zona. Pero aun así,
no encontraba el hilo conductor sobre el que centrarme, de hecho, no creo
haberlo encontrado hasta ahora y según voy escribiendo voy improvisando un
poco, en base a ideas y pensamientos que he ido recopilando estos días.
Si, KL es asiática, o sea, caótica, sucia, contaminada. Pero no es
Bangkok ni Katmandú, mucho menos Delhi. En KL hace calor, pero no te aplasta como en Singapur. KL es
moderna, con distrito financiero, con grandes rascacielos como las Petronas y otras,
pero no tiene el skyline que hace
famosas a Hong-Kong, Shanghái o también Singapur. Y es híper-pija, con sus
centros comerciales de nivelón y sus cosmopolitas kualalumpurenses (¿se dirá
así?) escribiendo mails y haciendo fotos con sus iPads o Samsumg Galaxys por cada esquina. Pero
también tiene un punto casposo, con sus vestustos “Malls” (centros comerciales) años 70, llenos de ropa hortera donde
señoras con caperuza y sarón remenean entre los cajones de oportunidades
a la vez que beben smoothies de colores
chillones.
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Centro comercial debajo de las Petronas |
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Yo no veo a KZ Jones escalando x ninguna parte... |
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El famoso Hotel Mandarín |
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Petronas de noche! |
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Panorámica del CC |
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Hasta por aquí nos encontramos a estos... |
Por KL te mueves en MRT (Mass Rapid Transit),
un metro que enlaza con monorraíl elevado y tren ligero, pero a excepción de
unos pocos, los trenes y también las estaciones se ven un pelín viejunos, como
descascarillados y faltos de una manita de pintura. KL también tiene Chinatown
y Little India, aunque al pasear por estos barrios, no sentí que me sumergiera
en un pedacito de China o de la India
como si me ocurrió en otras de sus vecinas. Y como toda city del Sudeste
Asiático que se precie, no se caracteriza precisamente por sus limpias aceras,
llenas baches y tortuosas baldosas rotas, cables de alta tensión desparramados aquí y allá. Un nada agradable periplo para el sufrido paseante-caminante que se decide a ver un poco de la ciudad por sus propios medios. Aquí te das cuenta como ese concepto de
“pasear por la ciudad” es algo puramente occidental, en donde las personas
salen a la calle a contemplar y disfrutar de su ciudad trasladándose de un
lugar a otro a pie. En Asia la calle sirve para comer en cualquier esquina,
vender cualquier cosa en cualquier esquina, aparcar tu moto en triple fila en cualquier esquina, tirar bolsas de basura sin
miramientos (esto no sólo en las esquinas) o simplemente sentarte en cuclillas a ver pasar la vida.
"¿Pasear? ¿eso queloquee?"
KL es un tanto extraña, tanto que me descoloca. Amaga
pero no pega. No sé si va o viene, si está por llegar, o su tiempo ya pasó,
combina casi sin quererlo lo viejo con lo nuevo, lo bonito con lo feo, lo
sublime y lo vulgar, lo espiritual y lo banal, el lujo, aunque sin miseria. Una
ciudad a la que no acabé de pillarle el pulso.
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Entrada a las Petronas |
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Masjid Jamek, la mezquita de referencia de KL |
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El palacio del Sultán Abdul Suman |
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Los Headquarters de la estación principal de Tren |
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Estación de tren de KL. Precioso eficio medio hindú, medio árabe |
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Sólo para mujeres |
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Little India |
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Y el monorrail por las nubes |
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Surcando los cielos |
KL me recuerda a muchas cosas ya vividas,
miles de referencias y lugares comunes comprendidos, pero aún hay algo que no
he podido aprehender, que se me escapa, que he sido incapaz de entender y que
me deja un poco frio cuando pienso en ella. ¿Sera que me sorprende su
diversidad de grupos étnicos, con indios, chinos, malayos, todos mezclados y paseando
tranquilamente por sus calles? ¿Acaso es que me descoloca ver en la misma calle
y todas seguidas, una mezquita, un templo budista, uno indio y una iglesia? O
es que acaso no me acostumbro a ver a niñas delgadas como palillos, que no se
levantan más de metro cincuenta del suelo, con la cabeza cubierta por su
caperuza negra como formalmente predica y ordena el Islam?
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Chinatown? Little India? No recuerdo, pero batiburrillo de todo un poco... |
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Y estas de donde han salido? |
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Nos miran curiosas |
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Centros comerciales super-mega-chachis |
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y caos circulatorio |
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y las Petrouns allá donde vayas... |
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de dia o de noche |
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Son un espectáculo! |
Me voy de KL un poco descolocado, este es un
país que me intriga y al que me cuesta entrar a la vez. Quizá es la sensación
más repetida que he tenido en toda Malasia en estos días. Pero bueno, no por
ello la experiencia ha dejado de ser positiva.
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