17 octubre 2013

Nan, relatos desde el infierno

Cuidado, no nos asustemos, no hemos estado en el infierno, ni que nadie piense que Nan lo es. Esta ciudad en el oeste del norte de Tailandia fue una de nuestras escalas en un viaje de 8 días en moto que hicimos este verano de 2013.

Casi 1.000 kilómetros de moto en una semana dejan baldado a cualquiera, así que nos tomamos un día de descanso en Nan, cuidad que nos dijeron tenía cierto encanto. El lugar tiene templos bonitos pero sin exagerar, el río le da un toque de ciudad ribereña (qué obvio no?), así como adormilada, como atontada. La gente se sentaba en las escalera-terraza, sin más motivo al parecer que el el de contemplar tranquilamente como cae la tarde y las calles iban poco a poco perdiendo público y lugares abiertos cuantos más minutos pasaban de la hora de la puesta de Sol, allá por las 7 de la tarde en pleno mes de Agosto. 


Así que con este panorama un poco sombrío, me quedó grabada en la retina una cosa curiosa. Resulta que por la mañana habíamos ido al templo, no recuerdo el nombre, podría buscarlo por Google pero no lo haré, sólo por el hecho de ponerlo para que se sepa que me sé el nombre cuando lo olvidaré al cabo de 5 minutos de haberlo escrito. Es el templo de Nan, el principal, no hay pérdida posible. El caso es que el templo es famoso por unos frescos que se conservan en las paredes del interior. Esos frescos, al que algunos le ha dado por llamarle la Capilla Sixtina thai (algún iluminado claro, obvio es decirlo), están en un estado de conservación decentillo y bueno, muestran motivos de época interesantes. 

Pero resulta que lo que en el templo me impresionó de verdad estaba fuera. En un pequeño templito o stupa redonda, grisáceo y bastante lúgubre  estaba el infierno. Si, si como lo oís, resulta que los Budistas también tienen infierno y no se cortan un pelo en dibujarlo, o más bien, esculpirlo y mostrarlo para que nos quede clarito lo que puede estar esperándonos si no nos dejamos de llevar por nuestro mal karma y mala onda. Como las imágenes siempre valen mucho más que miles de palabras, os dejo testimonio de lo allí visto. 

Me sube un escalofrío cuando las vuelvo a ver. Trrrrrrrrr! 

Así que en Nan fue donde descubrí el infierno del Budismo. 

Todo tipo de perrerías y torturas son posibles en el infiennno!
Los malos karmas se cocerán vivos en el caldero!
Y las malas lenguas serán cortadas...
Piedad pol favol!!
Fijarse bien en los pilares que sostienen el caldero
y por fuera tiene una pinta muy decrépita

Y ahora, en el interior del templo, Lord Buda y los frescos del Miquelangelo tailandés... 










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