19 junio 2013

Sawasdee Thailand

Wat Doi Suthep, Chiang Mai, Thailand
Después de casi 2 años aterrizo de nuevo en Tailandia. En unas circunstancias muy diferentes. Hace dos años, huyendo literalmente de la India, todo lo que me encontré en Bangkok, punto de entrada habitual, me parecía civilizado, limpio, ordenado. Esta vez, viniendo de España, que es Occidente al fin y al cabo, ha cambiado un poco mi visión idílica del país. La primera impresión cuenta, pero por comparación, el resultado inicial siempre depende de dónde vengas. Si llegas escapando de los agobios, de la pobreza y la miseria, del acoso y derribo permanente que nos supuso la India, todo te va a parecer un paraíso. Si llegas de otro lugar bien diferente, a lo mejor la cosa cambia un poco…
Al entrar en Tailandia por Hat Yai, volví a escuchar sonidos, ver imágenes y respirar olores que me resultaban lejanamente familiares. Tailandia huele a chili, a pancake dulce, a shake de mango o satroberiii (así lo pronuncian) en cada esquina. Tiene gusto azucarado y amargo a la vez, pero siempre, y cuando digo siempre es siempre, picante. Tailandia suena ruidosa y amable, es caótica y ordenada, es limpia y sucia, todo lo bueno y lo malo cabe aquí en este país. Un sonido estruendoso de una tuk tuk escupiendo humo por su tubo de escape por cualquier calle, la armoniosa melodía de esas mujeres thais vestidas como muñequitas candy candy, susurrando casi vergonzosas por su Smartphone a la última. Miles de perros abandonados por la calle, medio locos a la caza de un motorista extraviado en el lugar equivocado, a la vez que otros cientos de ellos vestidos orgullosamente por sus dueños con lacitos y camisetitas horteras. Y también puede resultar contradictoria, cuando ves decenas de monjes por la calle andando descalzos a las 6 de la mañana pidiendo que les llenen sus cuencos de arroz, y despues a las 3 de la tarde te los encuentras hablando con su Samsung Galaxy, tomándose un Frappé Cappuccino o observándote con sus ojos detrás de unas Rayban a la última. Lo cortés no quita lo valiente…

Y los thais, tan tímidos, tan sonrientes, mirando curiosos a los farang (así nos llaman a los extranjeros aquí), que vamos de aquí para allá y de allá para acá, con la casa a cuestas, cargados con enormes mochilas, una delante y otra detrás, preguntándose extrañados, ¿de dónde vendrán estos? ¿Para qué viajan aquí? ¿Qué es eso de viajar? … ¿Fuera de tu país, de tu provincia, de tu región, de tu distrito, de tu barrio? ¿Por qué y para qué?, se deben preguntar. Nosotros a veces también...

Así que aquí estoy, buscando en esta zona del mundo un presente, un futuro, una oportunidad…

Espero encontrar aquí aquello que he venido a buscar, aunque no sepa todavía con exactitud, qué es lo que es...

Mientras tanto, seguiré descubriendo esta increíble parte del mundo, tan lejana y desconocida para nosotros, paisajísticamente, culturalmente, mentalmente, moralmente, todo-aquello-que-se-te-pueda-ocurrir-mente…
Laeo phop kan mai (แล้ว-พบ-กัน-ไหฺม่) o sea, Nos vemos pronto, hasta luego, see you soon…


Sawasdee Khrap!

2 comentarios:

  1. bien! por fin alguien que confiesa q compra música sin saber qué compra!
    Oye se te está poniendo cara de niño bueno? o era el miedo de recibir tremendo collejón del "de atrás" ??

    MeriPoppins

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que a Lord Buda hay que guardarle sus respetos...

      Y siemopre he comprado musica sin saber de que iba el rollo, de hecho de joven me compraba LPs (Long Plays) cuandi me gustaba la portada o el nombre del grupo, cuanto mas ingles y mas raro mejor

      Eliminar

Antiguas civilizaciones de Asia

El   Sudeste Asiático   es uno de los pocos lugares del mundo en el que aun podemos deleitarnos con el conocimiento de   civilizaciones...