En Jagat (©Elena Castillo) |
No hay nada peor que confiarse en la montaña. Parece una frase lapidaria, así soltada de repente, como quien dice “hoy es lunes” o "la lluvia moja". Pero es verdad. Es tan cierta que a veces pasamos por alto cosas elementales, bien sea por distracción o por prisa, por creernos que somos los más mejores del universo, y que las cosas terrenales no van con nosotros. Y así luego pasa lo que pasa.
¿Y qué es lo que pasa? Pues que solo llevamos tres días de marcha, por las etapas iniciales del circuito del Annapurna, y ya estamos bastante rotos. Si, si, a estas alturas ¿y ya estamos así? ¡Pues si! Y que yo suponía que estos primeros días serian na de na, una pequeña tontería, un lento caminar por entre senderos bien marcados, un paseo por entre campos y pastos, tomando tecitos de vez en cuando, saludando al personal: "eyyyy, que taaaal???" en plan artista. Pues no. La realidad siempre es tozuda, y estos últimos dos días han resultado ser bastante duros, jornadas largas con continuos cambios de ritmo y sube y bajas sin parar.