14 noviembre 2013

Marruecos, tan cerca y tan lejos


Hace mucho mucho que visitamos Marruecos, casi 4 años. ¿Y por qué se me ha ocurrido escribir de ella precisamente ahora? Pues bien, fue hace unos días, revisando fotos, intentando recuperar o más bien saber cuáles son las que he perdido definitivamente del crash que dejo a mi portátil al borde de la tumba, que me encontré con que milagrosamente las de Marruecos se habían salvado. Por los pelos eso sí, porque de momento fotos más antiguas del 2009 apenas me quedan. O al menos hasta que recupere los CDs que tengo por ahí olvidados creando polvo en algún trastero... Bien que me desvío, vi entonces las fotos de Marruecos y me vino a la memoria este gran viaje, en todos los sentidos, que hicimos en la Navidad 2009-2010. Un viaje casi iniciático. Porque por un lado era la primera vez (y de momento la última por desgracia) que poníamos el pie en el continente africano. Por otro lado porque ahora lo veo, en este viaje salieron a relucir delante de mí, como un espejo, todos aquellos clichés, prejuicios y tabús sobre el mundo árabe que guardaba bien dentro, escondidito y camuflado bajo las poses de chico bien educado que se supone ha de ser solidario-no racista-amable-etc-etc con las culturas tradicionalmente maltratadas en nuestra piel de toro.


Me acorde entonces de una frase con la que hacíamos un chiste en la Facultad, casi 20 años han pasado ya de aquello. Y era: "supongamos una gallina completamente esférica y de masa despreciable..." Teníamos muchos de esos chistes de físicos, chistes malos malos que por supuesto sólo entendíamos nosotros, pero este era uno de los que se llevaba la palma. Hacía referencia a la constante simplificación de las condiciones que había que hacer para poder resolver un problema dado. Que si no había rozamiento, que si la masa de los planetas más alejados era despreciable, que si las superficies eran lisas, impolutas y sin ningún defecto, anomalía o simple bollo (de ahí lo de esférica), que si las galaxias no se desplazaban, que si las perturbaciones electromagnéticas del exterior eran despreciables (eso sería antes porque ahora...) Pues bien nosotros todo esto, hartos ya de tanta tontería, de estar estudiando situaciones irreales muchas veces, lo resumíamos en la frase de la gallina. Porque claro, en la vida real, ¿cómo va a existir una gallina que sea esférica y que no tenga masa? Eso era la física para nosotros, algo teórico y alejado del mundo, que cuando chocaba directamente contra la realidad de las cosas, fallaba más que una escopeta de feria. Y por eso fue que me vino a la cabeza esta frase mirando las fotos de Marruecos. Porque quizá en algún momento, planficando el viaje, la ruta, los días aquí o allá, igual me dio por pensar incoscientemente que sí, que la gallina era esférica y sin masa... Uno hace planes, imagina situaciones, piensa que podrá vivir esto o aquello pero no se da cuenta que cuando sale de la confortable área "desarrollada" de nuestro planeta, de eso que ahora está tan de moda de llamar la "zona de confort", donde efectivamente las gallinas son esféricas, sin masa, sosas, aburridas y predecibles, las cosas, por suerte, cambian de pleno. Las gallinas comienzan a tener alas, patas con las que caminan por carreteras de polvo, no solo tienen masa despreciable sino que están gordas y sebosas y no dejan de picotearte en los ojos allá por donde caminas.

Dejando España y entrando en Marruecos, pude comprobar que no existen ni existirán nunca las gallinas esféricas ni las demás tonterías que el método científico se empeña en describir. Tu tratas de entender, de estudiar previamente cómo será el país, qué culturas te encontraras, còmo podrás ir de aquí para allá, que días dedicaras a hacer esto o lo otro y no te das cuenta de que estás fabricando tu gallina perfecta, completamente esférica, sin patas, sin cresta, sin alas ni cola. Y luego resulta que cuando llegas a este lugar, pierdes todas las referencias y a tu gallina le salen protuberancias por todas partes, te la convierten en una elipsoide deforme a la mínima que te das cuenta y piensas en que quizá lo que vivimos en la Universidad y lo que vivimos en nuestro país y en la vida, no sea más que una forma absurda de idealizar el mundo, de pensar que podemos con todo, que seremos capaces de entender y manejar situaciones para las que nuestro orgullo y prepotencia no nos ha dejado ver en realidad. 

Durante 15 días en Marruecos, salieron a la luz unos prejuicios que pensaba que no estaban y con la misma rapidez al final del viaje ya se me habían caído por la borda. La gente que nos encontramos en el camino fue de todo menos mala. En Marruecos no solo hay moros-mierda, traficantes de costo (hachís), manguis y quinquis como pensamos en la península. Dios, que gilipollas que somos, españolitos incultos y cazurros con dinero viajando por el mundo! Claro que te la van a intentar colar, claro que son pesados, claro que no te dejan en paz y tratan de sacarte dinero vendiéndote cualquier baratija. Pero la forma en que lo hacen, el respeto, la sencillez, la amabilidad, la chufla y disposición de la gente a ayudarte no tiene comparación con lo que nosotros pensamos "allí arriba" de ellos. En esos 15 días nos encontramos gente noble, gente amable y hospitalaria, gente orgullosa de su tierra y de su país, de querer mostrarnos a nosotros lo que no entendemos, que Marruecos es un lugar con una historia y cultura milenaria, que es un país rico en recursos gobernado por elites corruptas, que el pueblo se compone de personas educadas, valientes, solidaria como todo el mundo árabe y que ya está bien de creernos toda esa mierda que nos venden por la televisión y los periódicos.

Cuando me paro a pensarlo me sorprendo. Es increíble lo cerca que tenemos de nosotros la forma de sumergirnos en una cultura diferente, de comprender otras formas de vida y de comportamiento y sin embargo qué lejos estamos los unos de los otros. Marruecos está a un paso de España, de Occidente con sus prejuicios y sus clichés y sin embargo no nos damos cuenta ni nos damos el tiempo para viajar a ella. No hace falta irse a la India a 8.000 kilómetros a tener tu primera "experiencia religiosa" sentado al lado del Ganges. Marruecos está a menos de dos horas en avión desde España y es como sumergirte en otro planeta de golpe y porrazo. Por eso recomiendo viajar allí por unos días, 10, dos semanas, 1 mes, lo que sea. Es la mejor forma de prepararse para comenzar a entender y ver el mundo con otros ojos, desde otra perspectiva y con otra luz diferente de la que estamos acostumbrados.

Bájate a Marruecos y disfruta de la experiencia, y de paso podrás disfrutar de paisajes increíbles, perderte por las medinas, unas puestas de Sol memorables, playas vírgenes y por supuesto, el desierto. Esta sí que será una experiencia religiosa de verdad.

Puede que se te caiga la venda de los ojos y ya no te importará comprobar como la gallina, ovalada, obesa y con plumas es así, incluso más hermosa.

Fotos de Marrakech





Fotos de Gargantas del Todra, Dades, Desierto de Merzouga y el Atlas

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