16 noviembre 2014

Miles de Soles para un Pais espléndido



One could not count the Moons that shimmer on her roofs.
And the Thousand Splendid Suns that hide behind their walls.

La primera vez que vi esta novela creo recordar que fue en Chiang Mai, en nuestra escapada viajera asiática de 2010-2011. O a lo mejor no y fue en cualquiera de las cientos de librerías de Thamel, en Katmandú, donde abundan los libros de segunda mano que van pasando de mochilero en mochilero. No lo sé. El caso es que por aquel entonces Kabul me parecía un lugar que apenas podía situar en un mapa y Afganistán poco menos que el centro mundial de la guerra, el desastre y el caos. A eso había que añadir un escritor de nombre impronunciable, por lo que la suma de todo hizo que esta novela no acabara de convencerme para dar el paso y ni la más bonita de las portadas (que lo era) hiciera decidirme por explorarla. Con el tiempo, quien sabe por qué, este país y este escritor se me volvieron a cruzar en el camino. Quizá casualidad, quizá no tanto, Khaled Hosseini y Afganistán se me presentaban en aquel momento para descubrirme un país y una gente ante la que ya nunca más volveré a ser indiferente.


A veces el descubrimiento de un país comienza mucho antes de que hayamos comenzado el viaje. Con meses e incluso años, imperceptiblemente vamos formando en nuestra mente la idea de unos lugares lejanos y llenos de misterio a los que poco a poco, lectura a lectura, reportaje a reportaje o historia oída a historia oída, nos hacen ir despertando la curiosidad. Cultura y lugares que a lo mejor no visitaremos físicamente hasta el cabo de unos años, pero que se van haciendo nuestros poquito a poquito, en cada lectura, a cada noticia. Así me paso con Nepal y el Himalaya o con la India, o con Birmania, o tantos otros... Años de escuchar, de oír historias, de no saber ni cómo, ni cuándo, ni dónde, y al final al cabo de un tiempo, de forma inesperada y no programada todo aquello da lugar a algo grande, tangible, grandioso...

Pues bien, quizá igual este sucediendo ahora con Afganistán. Un país remoto, castigado por décadas y décadas de guerras, de invasiones y "des-invasiones", de luchas fratricidas que han hecho de este país una bomba de relojería al que pocos se atreven ahora a acercarse si quiera. De momento y mientras tanto, nos vamos conformando y lo vamos haciendo por medio de la literatura. Y aquí entró Hosseini, un afgano-americano escribiendo sobre su país, un país en el que vivió de niño antes de exiliarse en EEUU. Un país nunca entendido, siempre castigado, desde fuera y desde dentro. Un lugar del que se habla sin conocer, al que se juzga sin entender, desde a veces esta nuestra prepotencia occidental de quien se cree que todo lo sabe y no sabe todo lo que ignora. Esto está bien, esto está mal, esto sí y aquello no. Tantas veces vi esta postura, este creer que desde nuestra visión de pacificadores y salvadores vamos a llevar allí a las tinieblas, nuestros santos valores de la democracia, la cultura o los no muy derechos sino mas bien torcidos humanos.

Hosseini relata de forma brillante un Afganistán en diferentes épocas, desde el último rey en los años 30 hasta la invasión soviética de los 80 y posteriormente el régimen talibán. Todo desde los personajes de dos mujeres maltratadas por el destino y por una sociedad machista y opresora. Pero Hosseini no se queda en la superficie, analiza el porque de este estado, el porqué de la sinrazón y de la guerra permanente para concluir que quizá todo pasa primero por la educación, por fomentar la cultura y el saber en un pueblo ahogado en sus tradiciones medievales, reacio a los cambios, supersticioso, inmovilista, un pueblo acostumbrado por los siglos a convivir con la desgracia y la miseria y para nada ayudado por las injerencias de los pacificadores del Oeste.


Ojalá en un tiempo este run run que me ha despertado en conocer estos países y sus vecinos llegue a dar sus frutos. Por ahora voy recabando todo aquello que va cayendo en mis manos para quien sabe, si algún día poder ver con mis ojos estas historias de lugares que hoy, de tan lejanas, me parecen casi irreales.



Tuve la inmensa suerte de poder leer esta maravillosa historia en una maravillosa isla de Tailandia, Koh Lipe, en el mar de Andamán, en el Océano Índico, en la mejor compañía posible, mi amada Elena. Gracias! (Enero 2014)

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